Colorear sin salirse de la línea parecería ser una preocupación sólo de niños. Los colores y un buen trazo sobre el papel son algunas de las formas más divertidas con las que los más pequeños pasan su tiempo. Sin embargo, desde hace un tiempo una creciente tendencia ha arrebatado del campo infantil esta actividad y se ha trasladado también a habitaciones, salas e incluso oficinas.
Valentina Escobar tiene 23 años y vive en Medellín. Es estudiante universitaria y dedica parte de su tiempo libre a colorear mandalas, una palabra que tiene sus raíces en el sánscrito y que representa un trazado circular con connotaciones sagradas, tradicionales y espirituales con base en el hinduismo y el budismo. Sin embargo, más allá de rellenar de color un espacio en blanco, esta actividad se ha utilizado como una terapia sicológica que, además, no es nueva.
Según explica Beatriz Collantes, del Centro de Investigación y Evaluación Psicológica Educativa, fue el sicólogo suizo Carl Jung quien introdujo el mandala a esta ciencia con un objetivo terapéutico, debido a que la estructura del dibujo representa al ser y su estado emocional y la acción de colorearla muestran la personalidad y la capacidad de descubrir algo que lo afecta. “En esta época de mayor estrés y fuertes responsabilidades, la representación de estas imágenes, sin duda, es de gran beneficio para equilibrar fuerzas desde dentro”, explica Collantes.
Esta terapia, dice la experta, consiste en un apoyo que, a través de la sencillez del coloreado, permite al paciente hacer introspección y conexión con su yo interno y descubrir los aspectos de su vida que no le permiten sentirse bien. Factores que pueden ser identificables de acuerdo a la forma como se colorea o los colores que se utilizan. Para Collantes, “lo especial que tiene el mandala como método terapéutico es la simpleza y economía de un coloreado en el que desde un primer momento se aprecian cambios y un efecto de apaciguamiento, calma, pacificación por parte de la persona que lo dibuja, quien empieza a entender que sus preocupaciones se pueden solucionar”.
Los más beneficiados con esta terapia son quienes buscan un espacio de tranquilidad, padecen de ansiedad, tiene un carácter nervioso, pensamientos negativos recurrentes, los niños con problemas de concentración o quienes desean disfrutar de una actividad recreativa y lúdica.
Aunque no se tienen estadísticas sobre cuántas personas utilizan esta terapia, debido a que se puede realizar sin asesoría, su popularidad ha crecido entre quienes buscan desconectarse de la rutina. Incluso, algunas editoriales han lanzado libros con gran variedad de mandalas para llenar de color.
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