Los beneficios de poner los pies sobre la tierra

Evidencia científica apunta a que el ‘grounding’ reduce el estrés y previene enfermedades crónicas.

por: Sofía Beuchat
Acostumbrada a viajar mucho por trabajo, la psicóloga estadounidense Marcia Reynolds, directora de la Federación Internacional de Coaching, solía recurrir a varios especialistas para tratar los síntomas del ‘jet lag’. Le llamó la atención cuando uno de ellos le aconsejó que pusiera los pies en la tierra. No en sentido figurado, sino literal. Y que se quedara así al menos diez minutos, concentrada en el presente y las sensaciones.

No muy convencida, decidió hacerle caso. Encontró una pequeña zona con pasto bajo un árbol cerca de su gimnasio. Se sacó las zapatillas y calcetines, se sentó y esperó a que algo ocurriera. Tras varios días, empezó a sentir que un ánimo positivo crecía dentro de ella. Fue una experiencia simple que marcó un antes y después en su vida. “Cuando me detengo a sentir el pasto verde entre los dedos de mis pies siento una sensación de paz que fluye por todo mi cuerpo, liberando la tensión”, cuenta desde su oficina en Phoenix.

Esta técnica se conoce como ‘grounding’ y cuenta con evidencia científica que prueba sus beneficios. En el departamento para el estudio de la biología celular de la Universidad de California, Gaetan Chevalier, con un doctorado en ingeniería física, y James L. Oschman, doctorado en biofísica y autor de varios libros sobre medicina y energía, llevan años estudiando su efecto en el cuerpo. Según apunta Chevalier en un estudio publicado en 2015 en la revista especializada ‘Psychological Reports: Mental & Physical Health’, “el contacto con la tierra mejora el ánimo más que la relajación” y, además, se asocia con “mejorías en la calidad de sueño, reducción de dolores, regulación del cortisol, control del estrés, mejoras en la fluidez de la sangre y en la regulación de la glucosa”.

De acuerdo con los especialistas, la clave está en que el organismo es un conductor de electricidad. Para entender esto hay que saber que el cuerpo está cargado positivamente y la tierra, negativamente. Cuando la piel desnuda toca tierra, el cuerpo descarga la energía electroestática que se acumula y absorbe los iones cargados negativamente que están en el suelo, equilibrando así el exceso de iones positivos.

Durante años, los seres humanos han tenido esta comunicación eléctrica con el suelo, pero la vida urbana y el aumento de zapatos plásticos o con suela de goma han reducido este contacto natural. Al mismo tiempo, la energía electrostática se acumula cada vez más dentro del cuerpo, debido a que estamos constantemente vinculados con aparatos electrónicos que generan campos electromagnéticos.

Según los estudios de Chevalier y Oschman, el análisis microscópico de la sangre demuestra que cuando el cuerpo está demasiado cargado positivamente, las células tienden a atraerse entre sí y agruparse. Esto se traduce en tensión. Y es la explicación de por qué cuando Marcia practica ‘grounding’, siente que esa presión se le aliviana.

Por el contrario, cuando las células reciben cargas negativas tienden a separarse, lo que se asocia con una mejor circulación sanguínea. “El contacto de un cuerpo humano electrónicamente conductivo con la superficie de la tierra produce efectos en la salud, que podrían estar relacionados con la inflamación, la respuesta inmune, la curación de heridas y la prevención y el tratamiento de enfermedades crónicas inflamatorias o autoinmunes”, apuntan en otro estudio publicado en 2015 en la revista ‘Journal of Inflammation Research’.

También hay una razón por la cual esta técnica se debe realizar con los pies descalzos: si bien la conducción eléctrica se lleva a cabo en todo el cuerpo, hay un punto en la mitad de la base de la planta del pie, que los acupunturistas llaman riñón, desde el cual el impacto de los iones negativos sería más rápido y efectivo.

Por otro lado, la idea de practicarlo al aire libre tampoco es gratuita. Si bien hay productos que permiten hacer ‘grounding’ puertas adentro –como los ‘mats’ conductores, de tejido metálico, que se venden en Amazon–, los mejores resultados se obtienen cuando el intercambio eléctrico se produce en contacto con un entorno natural. La idea es sumar a esta práctica los beneficios de estar en la naturaleza y que han sido propiciados también por otras tendencias en auge, como el ‘nature bathing’ (baños de naturaleza) y el ‘forest bathing’ (baños en el bosque). De hecho, varios hoteles y spas, como el famoso The Lodge at Woodloch, a 90 kilómetros de Nueva York, o la hacienda Alta Gracia, en Costa Rica, ya invitan a sus huéspedes a caminar descalzos por senderos diseñados específicamente para este fin.

Esto ayuda a conectarse con el tiempo presente, más si se combina con meditación o a través de las variantes más modernas de la búsqueda de atención plena, como el ‘mindfulness’.

Hay estudios que muestran

que el contacto periódico con la naturaleza mejora los niveles de atención y bienestar. La falta de contacto se asocia a estrés

“Hay estudios que muestran que el contacto periódico con la naturaleza mejora los niveles de atención y bienestar. La falta de contacto se asocia a un mayor estrés”, acota la psicóloga chilena Bárbara Porter, docente de posgrado en la Universidad Adolfo Ibáñez y coautora del libro sobre ‘mindfulness’ ‘La vida es ahora’.

Para ella, el ‘grounding’ puede entenderse como una práctica de ‘mindfulness’: “La naturaleza es el entorno ideal para practicar la atención plena, lo que significa estar consciente del momento presente, del ahora. Estando en la naturaleza nos sentimos vivos y presentes”, concluye Porter.

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