Muchos de los trastornos de los seres humanos que viven en ciudades desaparecerían con un simple paseo por la naturaleza. Antiguamente se creía que cada árbol poseía un espíritu propio con una energía especial que es capaz de transmitir a su alrededor y las personas buscaban esta energía para lograr el equilibrio.
Los beneficios de abrazarse a un árbol son incontables, misteriosos pero fáciles de verificar si les prestamos atención, si los observamos y nos comunicamos con ellos mirándolos, en silencio. Nos cargan de buenas vibraciones y nos dan su energía de manera natural. Los árboles nos ayudan a establecer contacto con el poder de la naturaleza de manera fácil y bella, nos relajan y nos llenan de una energía pura.
Los libros del Tao llamados Mantak Chia y Maneewan Chia hablan de que a lo largo de la historia, los seres humanos han usado todas las partes del árbol como remedio para curar. Y llegaron a algunas conclusiones respecto a los distintos árboles y su capacidad de sanar a los humanos. Los árboles grandes son los que contienen más energía. Entre los más poderosos se encuentran los árboles que crecen junto al agua corriente. Algunos son más cálidos o fríos que otros. Hay que practicar para distinguir las diversas propiedades de los diferentes árboles.
Los pinos. Los mejores árboles para sanar son los grandes, en especial los pinos. Los pinos irradian energía Chi, nutren la sangre, fortalecen los sistemas nerviosos y contribuyen a prolongar la vida. También alimentan el alma y el espíritu. Los pinos son los “Arboles Inmortales”. La poesía y la pintura china antiguas están llenas de admiración por los pinos. Si bien los pinos son a menudo la mejor elección, se pueden usar muchos otros árboles o plantas.
Las acacias blancas ayudan a eliminar el calor interno y a equilibrar la temperatura del corazón.
Los cipreses y los cedros reducen el calor y nutren la energía Yin.
Los abedules ayudan a eliminar el calor y la humedad del cuerpo y a desintoxicarlo.
Los sauces ayudan a eliminar los vientos malsanos, a liberar la humedad excesiva del cuerpo, a reducir la alta tensión sanguínea y a fortalecer el aparato urinario y la vejiga.
Los espinos ayudan en la digestión, fortalecen los intestinos y reducen la tensión sanguínea.
Los olmos tranquilizan la mente y fortalecen el estómago.
Los ciruelos nutren el bazo, el estómago, el páncreas y tranquilizan la mente.
Los arces persiguen a los vientos malsanos y ayudan a mitigar el dolor.
Los canelos eliminan el frio del corazón y del abdomen.
Los abetos ayudan a eliminar cardenales, a reducir la hinchazón y a curar los huesos rotos más rápido.
Las higueras de Bengala limpian el corazón y ayudan a eliminar la humedad del cuerpo.
Las higueras eliminan el exceso de calor del cuerpo, aumentan la saliva, nutren el bazo y ayudan a detener la diarrea.
Los ginkgos ayudan a fortalecer la vejiga y alivian los problemas urinarios de las mujeres.
Para establecer relación con un árbol, y estar en comunión con él hay que mirarlo en silencio y enseguida se advierte la energía sanadora que brota de él. Intuitivamente sabrás qué hacer: puede que pongas tus manos en su corteza, que le abraces o que apoyes tu espalda, con todos los centros energéticos de tu columna vertebral, en su tronco y te llenes de energía.
Es realmente sanador poder experimentar, poder vivir con intensidad, esta bella unión con los árboles.